El que quiso ser héroe
La otra noche salí a comer con un grupo de amigos. La verdad es que este tipo de “actividades sociales” no son muy de mi agrado, pero en vista de la insistencia de algunos y la siempre necesidad de estar en contacto con la gente, acepte la invitación, pero con una condición perentoria: no comer en ningún lugar de los llamados “top”, que son los mismos a los que muchos van no por lo sabroso de la comida o por la buena atención, sino que sólo van porque es “ahí donde tienes que comer”. Increíblemente, mis amigos aceptaron.
Cerca de las nueve de la noche me pasaron a buscar y partimos a un local “low perfil”, pero de muy buena calidad. Mientras esperábamos la comida degustando un buen vino tinto (alguien dirá que el si vas a tomar vino de aperitivo, este tiene que ser blanco y la temperatura exacta…ni ahí, es cosa de gustos). Bueno, en eso estábamos cuando alguien se acordó de la última conversación sostenida en estas mismas instancias, conversación que hace un tiempo les conté, esa de donde salió el “síndrome Tomicic”…o sea, volvimos a hablar de televisión, pero esta vez nos enfocamos en la publicidad que por sus pantallas se emite.
Partimos analizando la publicidad comercial, esa que intenta venderte algún producto apelando a las tetas o potos de mujeres (perdón por las expresiones un tanto coloquiales, pero así hablamos una gran mayoría… ¿o no?). Lo que nos llamó la atención de este tipo de publicidad no es nada nuevo, lo mismo de siempre, así que no me voy a extender en este punto. Lo segundo que nos llamó la atención a varios, fue el hecho de que la publicidad actual esta apelando a los sentimientos, a esa tan manoseada inteligencia emocional. Quieren hacernos creer que so tomamos tal vino, podremos ser más amigos de nuestro viejo; si compramos en tal supermercado, seremos un chileno reconocido ya que esa mega tienda de comidas y otros, se preocupa de nosotros. Tampoco nada nuevo. A esa altura ya había llegado la comida. La estábamos probando, cuando en una mesa cercana, lugar ocupado por una pareja, sentimos una leve discusión que con los minutos se fue tornando más delicada y más ruidosa. Como todo buen chileno, decidimos mirar para otro lado, hacer como que nada pasaba y seguimos comiendo, pero un amigo con características extranjeras (o sea, no dejo que las cosas pasaran a mayores) se levantó de la mesa con la clara intención de intervenir en la discusión que en cualquier momento podía pasar a mayores. Otro comensal más relajado le dijo que no se metiera, que se calme y se siente, porque podría verse envuelto en problemas. El héroe de la jornada recapacitó y se sentó. Preguntó por qué podría tener problemas él. Mira, si vas a la mesa, el tipo que ya esta exaltado, fácilmente te pude dar un puñetazo, al que tu responderías, la mujer comenzaría a gritar, nosotros también tendríamos que intervenir, y le cagaríamos la comida a todos los del local. Después, el tipo podría acusarte de asalto y agresiones, te llevarían detenido, y como en todo, nadie declararía a tu favor, porque obviamente, “nadie vio nada”, excusa perfecta para evitarse ir a declarar en caso de ser citado. La pareja se iría y nosotros quedaríamos, como quien dice, marcando ocupado.
Analizada la situación, decidimos quedarnos tranquilos y afortunadamente la pareja, la parecer, se reconcilio y siguieron la velada en paz. Luego de un rato alguien toco el tema de violencia entre las parejas, a raíz de la situación vivida, y como en todo, no descubrimos nada nuevo, el tema pasa por un cambio cultural de todos nosotros. Un cambio que ya se esta dando, y en eso todos estuvimos de acuerdo, pero también coincidimos en que deben confluir varios elementos para que todo funcione bien, porque como alguien preguntó, ¿qué pasa si peleo con un tipo que le esta pegando a una mujer, y resulta que luego el mismo tipo me demanda por agresiones y la mujer, para evitarse más problemas, no dice nada…me llevan detenido a mi? ¿Y el tipo…qué pasa con él?, la respuesta fue unánime: “filo, hay que meterse igual. Evitar que pase algo peor…lo que pase después, ahí se verá”. En fin, Seguimos analizando el tema y nos olvidamos de la televisión y la publicidad.
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