¿No te ganastes el Fondart…que raro?
El otro día, por esas casualidades de la vida, tome un ejemplar de “Punto Final”, y me llamó la atención un texto escrito por el actor Aníbal Reyna. La reflexión que hacia en el texto, es simple: Para ganar el Fondart, hay que mentir y de paso daba algunas recomendaciones, las que paso a citar textualmente: “Recomendaciones a pobladores y conjuntos pobres para obtener un Fondart:
1. El primer consejo para ganar un Fondart es que la redacción de los proyectos la realice un profesional (junte desde ya dinero o no busque ser autónomo, asóciese a ONGs, municipios, Conaces y demás reparticiones que tienen como trabajo redactar proyectos).
2. Incluir currículos de quienes hayan estudiado arte en institutos caros. Si no los tiene, falsifíquelos, lo importante no es el talento ni la honestidad, sino demostrar que conoce gente que ha gastado mucho dinero para “educarse”.
3. En cuanto al tema: busque lo extravagante, lo inicuo, lo insólito, lo chocante; aléjese lo más posible de lo cotidiano, de lo simple, de lo pequeño, pues eso no es juzgado como algo creativo que enriquecerá la cultura nacional. Evite ante todo lo referente a las divisiones sociales, a la cultura para el pueblo, el arte patrimonio de todos, pues son impertinentes e inútiles majaderías que hay que echar al tacho de la basura si queremos incorporarnos al mundo del futuro sin objeciones de conciencia”. Sobre esta última recomendación, debo decir que difiero, y me explico.
En nuestro caso, esa recomendación no procede, ya que si revisamos la lista de los ganadores, solamente, de los tres últimos años, nos podremos dar cuenta que de innovación, extravagante o insólito, no tienen nada. Lo insólito, podría ser, son los nombres que se repiten año tras año, y en lo mismo. Los gestores, creadores o como se quieran denominar, siempre en lo mismo. Las fotos arregladas en Photoshop, las esculturas en madera, ojala a escala y mejor si son réplicas y obras de teatro que con suerte, se pueden ver una sola vez, como ejemplo, para no ser pesado, me referiré a una obra de Santiago. El año pasado tuvo gran publicidad la obra Prat, (volada teatral de niños bien), que no vio ni el 0,1 por ciento de la población y que sin embargo, amén de otros efectos, recibió por parte del Fondart una cantidad de dinero con la cual se habría financiado un año entero de actividad de diez grupos de teatro poblacional, por supuesto de las comunas pobres. El mismo grupo ganó otro financiamiento este año, lo que confirma que la buena redacción de las propuestas, extractadas profesionalmente, bien escritas y sin faltas de ortografía, ganan.
Creo que este fondo fue creado para incentivar la creación y dar posibilidades a mentes jóvenes, que no tienen ninguna posibilidad de poder conseguir recursos de otra manera, pero sucede que, y cito nuevamente a Reyna, “casi todos los proyectos aprobados pertenecen a quienes podrían haberlos realizado con su peculio personal, con ayuda de sus padres o con auspicio de familiares comerciantes. (…)Los pobres, pareciera ser, se tienen que conformar con que alguna vez la cámara los muestre (jamás estar del lado del que filma); cuidar los autos en los espectáculos y pedirle autógrafos a los “artistas” que lleguen; servir de archivo de imágenes para los futuros creadores; soldar y acondicionar las escenografías que nunca los verán actuar, y por supuesto, jamás nunca leer Los invasores de Egon Wolf, porque se les podrían venir ideas demasiado peligrosas a la cabeza”.
Bien, espero no haber herido alguna susceptibilidad, y si así fuere, sería perfecto, por que significa que en algo se contribuyó al debate. (Alguien me puede explicar cómo una misma persona postula dos veces, en la misma categoría; un proyecto lo gana y el otro queda en lista de espera).
1. El primer consejo para ganar un Fondart es que la redacción de los proyectos la realice un profesional (junte desde ya dinero o no busque ser autónomo, asóciese a ONGs, municipios, Conaces y demás reparticiones que tienen como trabajo redactar proyectos).
2. Incluir currículos de quienes hayan estudiado arte en institutos caros. Si no los tiene, falsifíquelos, lo importante no es el talento ni la honestidad, sino demostrar que conoce gente que ha gastado mucho dinero para “educarse”.
3. En cuanto al tema: busque lo extravagante, lo inicuo, lo insólito, lo chocante; aléjese lo más posible de lo cotidiano, de lo simple, de lo pequeño, pues eso no es juzgado como algo creativo que enriquecerá la cultura nacional. Evite ante todo lo referente a las divisiones sociales, a la cultura para el pueblo, el arte patrimonio de todos, pues son impertinentes e inútiles majaderías que hay que echar al tacho de la basura si queremos incorporarnos al mundo del futuro sin objeciones de conciencia”. Sobre esta última recomendación, debo decir que difiero, y me explico.
En nuestro caso, esa recomendación no procede, ya que si revisamos la lista de los ganadores, solamente, de los tres últimos años, nos podremos dar cuenta que de innovación, extravagante o insólito, no tienen nada. Lo insólito, podría ser, son los nombres que se repiten año tras año, y en lo mismo. Los gestores, creadores o como se quieran denominar, siempre en lo mismo. Las fotos arregladas en Photoshop, las esculturas en madera, ojala a escala y mejor si son réplicas y obras de teatro que con suerte, se pueden ver una sola vez, como ejemplo, para no ser pesado, me referiré a una obra de Santiago. El año pasado tuvo gran publicidad la obra Prat, (volada teatral de niños bien), que no vio ni el 0,1 por ciento de la población y que sin embargo, amén de otros efectos, recibió por parte del Fondart una cantidad de dinero con la cual se habría financiado un año entero de actividad de diez grupos de teatro poblacional, por supuesto de las comunas pobres. El mismo grupo ganó otro financiamiento este año, lo que confirma que la buena redacción de las propuestas, extractadas profesionalmente, bien escritas y sin faltas de ortografía, ganan.
Creo que este fondo fue creado para incentivar la creación y dar posibilidades a mentes jóvenes, que no tienen ninguna posibilidad de poder conseguir recursos de otra manera, pero sucede que, y cito nuevamente a Reyna, “casi todos los proyectos aprobados pertenecen a quienes podrían haberlos realizado con su peculio personal, con ayuda de sus padres o con auspicio de familiares comerciantes. (…)Los pobres, pareciera ser, se tienen que conformar con que alguna vez la cámara los muestre (jamás estar del lado del que filma); cuidar los autos en los espectáculos y pedirle autógrafos a los “artistas” que lleguen; servir de archivo de imágenes para los futuros creadores; soldar y acondicionar las escenografías que nunca los verán actuar, y por supuesto, jamás nunca leer Los invasores de Egon Wolf, porque se les podrían venir ideas demasiado peligrosas a la cabeza”.
Bien, espero no haber herido alguna susceptibilidad, y si así fuere, sería perfecto, por que significa que en algo se contribuyó al debate. (Alguien me puede explicar cómo una misma persona postula dos veces, en la misma categoría; un proyecto lo gana y el otro queda en lista de espera).
1 Comments:
El arte esta condicionado para los alumnos de dos universidades,los que han ido formando sus clanes y se han adueñado de la mayoria de las salas...pero son personas que si van a Francia a Hamburgo,a Barcelona deben empezar de cero por que su creatividad la deben demostrar,por que la propia universidad les hizo creer algo que no eran..."genios"¿?....sin intercambio estudiantil sin intercambio cultural sin apertura de criterios sin derribar murallas sociales y estigmas dificilemnte habra una buena escuela de arte.....
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