jueves, agosto 18, 2005

Para cerrar lo de la candidata

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Desde hace días que me quedó dando vuelta una de las frases más repetidas luego de las preguntas que le hicieran a la candidata en el foro sobre medios. "Así no se trata a una dama. Jocelyn-Holt fur un roto". Que forma más simplista de dar respuesta y falsa justificación a una situación, por decirlo menos incómoda.
En La tercera del domingo, Fernando Villegas en su columna, titulada "El "Renegado" Kautzky ", hace una breve historia de lo que fueron los regímenes de izquierda en la Rusia de antaño, esto cone el fin de poder contextualizar el fondo de su escrito, y eso es otra columna escrita en el mismo diario por Antonio Cortés, intelectual de izquierda, quien de un plumazo borra y deslegitima toda la obra del historiador, demostrando una intolerancia y juicios fóbicos tan horrendos como los que el emite en su columna.
A continuación les dejo un estracto de lo escrito por Villegas:
"Lo divertido del asunto es que Cortés mismo parece haberse inspirado en una fobia -que muchos comparten- por la persona del historiador. Por lo mismo, sin quererlo, eso del "pensamiento fóbico" es mucho menos una buena descripción del trabajo de Jocelyn-Holt que una excelente descripción del pensamiento de izquierda presente y pasado. Fobia, rencor y resentimiento son los pilares ardientes en que se sustenta ese quehacer teórico. Fobia, en primer lugar, a investigar los hechos. De ahí que los libros de historia escritos desde la izquierda sean, por lo general, una caricatura de indios y/o trabajadores heroicos con carnet del partido luchando contra las hordas imperialistas de acuerdo al divino principio de la lucha de clases. A menudo han perpetrado embustes a sangre fría, como la presunta biografía del general Prats. En cuanto a los ensayos de sus filósofos a la Hernán Millas, son meros ejercicios de denuestos, fórmulas simplistas y citas de los Santos Padres. Tuvieron buenos profesores. En breve, más que pensadores serios de izquierda hemos tenido mistagogos y rumiadores del peor leninismo posible. Al igual que su base militante común y corriente y sus panfleteros de turno, nunca o rara vez han sobrepasado el nivel del epíteto y el eslogan. Algunos de ellos, como el de "fascista", los están repitiendo desde los años 30 en adelante a base de las instrucciones dadas por el comité central del PCUS de esa época. Cómico es entonces que el perenne discurso de la izquierda haya sido siempre precisamente lo que Cortés le reprocha al historiador, a saber, un tejido de fobias hilvanadas unas con otra con los recursos de la retórica y la sofistería".

Si alguien quiere leer la columna completa lo puede hacer en la sección reportajes del domingo de La tercera.