martes, marzo 20, 2007

Pruébela no más...es gratis.

Se han dado cuenta de todo lo que pasa en un supermercado un día cualquiera después de las seis de la tarde. Les puedo asegurar que es un panorama más que atractivo si te das el tiempo de pararte y observar. En serio, es cosas de MIRAR y te darás cuenta de un sin fin de situaciones más que peculiares.

Por ejemplo el otro día fui a uno de estos locales grandes y mientras esperaba en la sección carnes, y obviamente tenía el número 84 y estaban atendiendo al 62, así que tenía tiempo. A un lado, lentamente pareció una niña con un carrito lleno de cositas para degustar. Al principio la gente pasó por su lado como sin darle importancia al tema; pero bastó que la niña invitara a algunos clientes a degustar...y comenzó la escena. Muchos tomaron unas galletitas cubiertas de algo parecido a una pasta, y con cara de expertos catadores comenzaron a dar su opinión sobre el producto. “Bastante rico”, “como se hace”, “me voy a llevar uno”, “se pueden probar”, fueron algunas de las frases lanzadas con un tono experto de sabor. Lo divertido era ver como poco a poco la gente comenzó a llenar el espacio y los codazos comenzaron a aflorar...todo por una galletita. Más atrás habían mamás que empujaban a sus niños a sacar las famosas galletas. “Anda no más, saca una”, le decía una mamá a un gordito bonachón; “saca dos y me traes una”, decía otra mama a su pequeña mientras se reía como diciendo, “estos niños...”. La cosa es que en casi cinco minutos la promotora tuvo que comenzar a rellenar las bandejas debido a la fuerte demanda de sus degustaciones.

Pero luego de las galletas fue el turno de los quesos. Un flaco puso sus quesos artesanales, con muchos y diferentes sabores. La historia fue la misma. Un poco de gente al inicio, y luego llegaron los catadores de quesos, que pos añadidura debemos suponer también de vinos. Probaron todos los quesos, dieron sus más acertadas opiniones y...¡nadie compró uno!; al enterarse del valor (nada caro a todo esto) se alejaban comentando entre ellos lo bueno del queso y lo bueno que sería comparar, eventualmente alguna vez, uno de tan delicioso quesos. Pero el detalle lo dio un cliente, que convencido del sabor del queso, tomo el más grande, lo deposito cuidadosamente en el carro, y partió. ¡Partió a dejarlo en un estante de más allá!

De puro aburrido me imaginé a las gallinitas cuando les dan de comer. Se amontonan para obtener la mayor cantidad de granos de trigo, sin importarles nada. Si bien alguien se pudiera enojar con esta comparación, los invitó a ver una degustación de supermercado. Yo mismo he luchado por una empanada frita para el 18 o un vaso de Coca-Cola cuando ha salido alguna variedad nueva.

En fin. Así somos y no creo que vayamos a cambiar. A todo esto, ya me quedaba sólo un número para que me atiendan en las carnes. ¡82..., 83..., 84!, ese soy yo, le grité mi número, el vendedor se acercó y justo cuando estaba por tomar mi pedido, alguien de atrás gritó, medio atorado con una galleta “¡tengo el 83!”, así que con su mejor cara me dijo que atendería al número anterior. De pura rabia, fui a hacer tiempo...luchando por una galletita.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

hola...estava leyendo el diario (pa' saber q' pasa en la región ya q' estoy lejos)y me encontre con tu composición, d ahi a tu blog y me kge de la risa...tienes toda la razón..hace poco me paso, jamás degusto nada en los super, me da lata, pero el otro día andaba tan kga d hambre q comi hasta quedar chata...y me pongo a analizar y en verdad...-nos parecemos a las gallinitas cuando les dan de comer. Se amontonan para obtener la mayor cantidad de granos de trigo, sin importarles nada-...cuidate, adios

martes, marzo 20, 2007 11:58:00 p. m.  

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