martes, julio 24, 2007

10 Productos máximo...

Seis y media de la tarde, afuera hacia frio y tuve un día bastante agotador, así que pensé en pasar por el supermercado a comprar dos o tres cosas para tomar once mirando a esos monos amarillos que cada vez me hacen querer más a mi familia. La cosa es que decidí ser infiel al supermercado local (ese de la publicidad cursi) y pase al otro, ese que se dice “lleno de frescura”. Recorrí los pasillos en busca de algo que me tentara para comer a esa hora de la tarde. No sabía si quería algo dulce, salado, una mezcla de los dos o en definitiva no quería nada. Creo que a varios y varias nos ha pasado eso antes, queremos comprar algo sólo por comprar, por gastar dinero y, lo que es peor, tratamos de autoconvensernos de que “eso” que compramos era absolutamente necesario, y lo mejor que es que tratamos de convencer a otros de que es así para que sean ellos quienes reafirmen nuestra postura, en fin.

Una vez que decidí lo que quería llevar, agarré algo de queso, una bebida y una de esas pizas seriadas con ingredientes casi descontinuados. Con mi mercadería y el hambre que me mataba, tome el temido rumbo hacia las cajas con la férrea convicción de que esta vez habría poca gente y estaría habilitada alguna de esas eufemísticamente llamadas cajas rápidas...aunque a esas alturas me conformaba con una de esas “solo efectivo”. A medida que me acercaba podía ver como las colas de gente eran más largas de lo que yo esperaba y esos pititos de las cajas no dejaban de sonar. Desesperado miraba en busca de ese oasis que sería la famosa caja rápida, hasta que por fin al encotré...era la número 16. Su letrero a la altura de los ojos con letras grandes y legibles, y lo mejor de todo es que la caja traía un combo: máximo diez productos y ¡sólo efectivo! Había algo de gente, pero la poca espera valía la pena. Quedé como a 5 personas del cajero. Pero al ver que no avanzábamos, me pude dar cuenta de que la realidad caía sobre mi estomago hambriento con todo el peso de lo que significa la idiotez de mis congéneres.

Les explico: la caja, como dije anteriormente, tenía un tremendo letrero que anunciaba las condiciones en las que atendía (10 prod. Max. Y SÓLO EFECTIVO) y me van a creer que había un matrimonio con un ¡CARRO DE MERCADERÍA!, y obviamente gracias a ellos todo el proceso se demoraba. También había un cajero que no decía nada por defender el derecho de los 10 productos. Varios nos empezamos a molestar con la situación, pero obviamente nadie decía nada, hasta que sin pensarlo se me escapo un improperio por tal violación a las reglas claramente expuestas, lo que trajo como consecuencia la mirada furibunda de los aludidos, seguidos de esa sonrisa estúpida de “hay...no cache”. Luego de esos, mis encolerizados compañeros de fila comenzaron a alegar airadamente...a la chilena, o sea, por debajo, mirando para el lado mientras un ruido salía de sus bocas, claro que los más enojados lo hacían sentir con una fría mirada de odio hacia los rebeldes y un profundo suspiro, seguido de un “por Dios”, como si él tuviera algo que ver. En fin, ya había pasado un buen rato de eso cuando la guinda de la torta llegó. Pasaron los más de 10 productos y pagaron...¡CON UN CHEQUE!, me pueden creer, con un cheque, que para colmo la caja no reconoció (así q ue nos demorábamos aún más). Pero como un castigo divino, la caja no reconoció el cheque, y no lo reconoció no más, así que llegó una supervisora que sin pensarlo, mando a los “ágiles” a otra caja, por lo que tuvieron que hacer nuevamente una fila...más larga que la de nosotros. Justicia informática.

P.D.: Sabían que un par de años atrás salió un estudio que decía que más del 60% de los chilenos no sabia preparar un mamadera...leyendo las instrucciones. Por mucho tiempo me negué a creerlo, ese día...lo reafirmé.

2 Comments:

Blogger gabriela said...

Hola.
Hace un par de años, me pasó exactamente lo mismo, en un supermercado en Valdivia....Primero, le toqué el hombro al caballero y le dije que esa caja era para máximo 10 artículos....pero el "caballero" alegó entredientes que él llevaba menos cosas....En fin, así que cuando le tocó a él y empezó a vaciar su carro, yo empecé a toda boca a cantar "uno", "dos", "tres", ... "25, 26, 27..." y el caballero cada vez más tostado y colorado, y su señora igual.....jejeje...empezamos a reírnos todos los de la fila, y a comentar que no sabía contar, parece.....

miércoles, julio 25, 2007 12:09:00 a. m.  
Blogger ivan said...

yo creo que a varios nos a pasado algo similar es un poco de inseguridad para con nuestros derechos eso de no hablar cuando nos corresponde o hacerlo entre dientes incluso a mi en el super, hospital, banco etc. a reclamar nuestros derechos pero con RESPETO

miércoles, julio 25, 2007 8:16:00 a. m.  

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