Fiesta “Explosión Ciudadana” versión 1.0
Y se aburrieron. Se apestaron de esperar, de andar amontonados, de llegar tarde a todos lados. Se aburrieron de regañar entre dientes, de mirar para el lado y hablar en voz baja. Se aburrieron de esperar a que llegara (eso que prometieron). Y como estaban aburridos y no podían seguir así, se pusieron a saltar, a gritar, a pedir, a reclamar. Se pusieron, simplemente, a exigir que se les cumplieran esas partes del trato que se les dijo hace ¿uno...dos meses? Pero los de la vereda del frente también estaban aburridos (hace rato que no tenían fiesta. Hace como dos semanas), y contagiados de la alegría, oos gritos y los saltos de los otros, decidieron acompañar la fiesta con toques discotequeros. Tenían la gente, las parejas, la música (de los mp3), las luces (de los celulares y los flashes), pero faltaba el humito, así que ellos lo pusieron. Al parecer a los primeros no les gusto la idea del humo de los segundos y reclamaron; quienes a su vez se enojaron porque les reclamaban y miraban en menos su aporte a la fiesta. Una fiesta que nació de la nada. Nació de las ganas de saltar y gritar reprimidas hace rato.
La cosa es que al fiesta duro muy poco, cerca de 20 minutos. Pero lo bueno de esta fiesta es que los comensales llegaron solos, nadie los invito. No se conocían entre ellos ni menos habían hablado alguna vez. Todos se unieron en pos de un objetivo común que era exigir el cumplimiento de las promesas de los que tiene las lucas. Ahora bien, con esto tenemos un problema. ¿Cómo los clasificamos?. Si tengo que contarle a alguien que no sabía de esta fiesta, no puedo decirles que eran un grupo de encapuchados que querían una fiesta de disfraces; tampoco le puedo decir que eran “jóvenes delincuentes” conmemorando a alguien...mmmmm, menudo problema. Podría decirles que eran un grupo de amigos, trabajadores y estudiantes que fueron invitados a una fiesta organizada por algún colectivo-comité-nuevoreferente...tampoco. Así que solo diré que eran ciudadanos aburridos de estar mirando sentados como se desarrollaba la fiesta y espontáneamente decidieron participar de ella.
Como les decía, la fiesta duro muy poco y no eran más de 300 o 500 los fiesteros (aunque algunos la llamaron explosión social), pero lo bueno es que se atrevieron a salir a la pista de baile y participar de la entretención. Y lo mejor fue, que los dueños del local cacharon eso y al parecer van a mandar a mejor la pista para que se puedan seguir juntando a celebrar en buena. Ojala que eso sea así y los de acá puedan festejar con los de la vereda del frente; quienes a su vez podrían cambiar, para esa ocasión, el humo que tienen por uno de esos con olor a vainilla, y quién sabe, en una de esas hasta los dueños del boliche pueden salir a la pista a festejar y no solamente a barrer lo dejaron los otros después de saltar y gritar por un rato.
Bonus Track: Al final una de las invitadas VIP de la celebración dijo que todo salió bien, y que de vuelta a casa “todos podrían viajar mal y apretados en el metro, como todos los ciudadanos...pero gratis”.
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