El Síndrome Tomicic
El otro día en una conversación bastante interesantes con un grupo de amigos (de esas que se dan como a las N de la madrugada), surgió el tema de los matinales de nuestra entretenida televisión nacional. Para la gran mayoría no son más que programas satélites de la farándula y de la realidad que sin ningún reparo pasan de los femicidios a como ponerse palta en al cara y porque los hombres son diferentes a las mujeres. La cosa es que luego de un rato de reírnos al acordarnos de varias estupideces que ahí se han dicho, comenzamos a analizar a cada uno de los matutinos conductores de esos programas, y desembocamos en la tan cándida e inocente ¿conductora? del “Buenos días a todos”, o sea la Tonka, y llegamos a la conclusión que la mina es como una paradoja espacio temporal, que hasta el mismísimo Stephen Howkins quedaría en blanco al tratar de estudiarla.
Esta “niñita”, como dice mi vieja, es igual a los personajes de televisión de los año ochenta: Linda, bien producida para la tele, políticamente correcta, siempre con una sonrisa esculpida en su cara, y SIN OPINIÓN de nada ni de nadie. Como ven, es la típica conductora de televisión de los año ’80, o no se acuerdan de cómo era la Viviana Nunes o la misma Chechi, la de las fotos con el macarroni. ¡Pero cómo dices eso! Podrá decir algún fans de la niña o “es una opinión bastante machista la de este tipo”, probablemente sea así...a priori, pero vamos viendo. La Tonka nunca responde preguntas de actualidad; cuando le preguntaron su opinión por los femicidios, no respondió y más encima se enojo; nunca entra en el área chica de los temas y siempre se saca todo de encima con una sonrisa de escaparate...ven, la mina no cacha que los tiempos cambiaron y que muchos dieron la pelea por poder decir las cosas y expresar una opinión, la misma que no siempre debe ser compartida por todos, pero esa es la gracia...¿o no? Probablemente alguien dirá que esos es lo que hacen todos, pero señores y señoras, la cosa no es tan así, y nos guste o no, si hay una mujer que dice las cosas, que tiene opinión (más allá de que la compartamos o no) y que cuando tiene algo que decir, lo dice, ¿ya van suponiendo quién es?, “esasto”, la tan odiada y querida Patricia Maldonado. Esta mujer, podrá ser todo lo que se quiera, pero dice lo que piensa y hace lo que dice, quizás alguien pueda decir que eso es “ser consecuente” , yo no se, el punto es que la señora en cuestión, opina, cosa que muy pocos hacen por una u otra razón.
Y así iba pasando la hora, entre la Tonka y la Paty. Que una si y la otra no; que una es más tonta que la otra; que una es mejor que la otra; que las dos valen hongo, etc, etc, etc. Pero en lo que si estábamos todos de acuerdo, era en esa actitud hipócrita de la primera en encontrar todo siempre bien o siempre mal, pero sin opinar. Y sobre este punto y en un derroche de ocurrencia, llegamos a la conclusión de que ese tipo de actitud podría ser un nuevo síntoma social, la que denominamos el “Síndrome Tomicic”, enfermedad que presentaría el siguiente cuadro: Persona de relevancia pública, políticamente correcta, que al estar en un puesto de exposición social no lo aprovecha para expresarse o dar opiniones que podrían, eventualmente, ir en beneficio de los demás, sino que muy por el contrario, prefiere callar y seguir como si todo estuviera bien.
Bueno, por supuesto que la definición y los síntomas fueron más extensos y mejor definidos con el correr de las horas, pero no sería prudente que los escriba todos en esta columna, y espero de todo corazón que este síndrome ficticio se quede en eso, en algo irreal y no vaya a ser cosa que de pronto se vuelva realidad, ya que de ser así...estaríamos perteneciendo a esa misma paradoja espacio temporal de la que les conte.