¿Murakami o lo costumbrista?
Como era de esperar, el fin de semana llovió. Justo el día en que me había programado para ir a dar una vuelta a la feria del libro, uno de los pocos eventos que espero en el año, con la esperanza de cada versión supere a la otra…(todavía espero eso). Pero como buen valdiviano, la lluvia no fue un impedimento para ir a dar una vuelta al que para algunos fue el epicentro de la cultura regional por unos días.
Mientras revisaba los títulos y daba una mirada a las editoriales que nos visitaron, me tope con un amigo que andaba en lo mismo…mirando y buscando esa “joyita” que dicen que es excelente en la revista de libros o que algún ávido y sagaz lector, además de intelectual, le dijo que debía leer sí o sí. No saludamos frente al stand del INE…¿el INE?...en la FERIA DEL LIBRO?! (entiéndase feria LI-TE-RA-RIA). Pero en fin, luego de los saludos de rigor, comenzamos a compartir impresiones y opiniones sobre los libros en exposición, los valores, los autores y muchas otras cosas más que no logro recordar, porque justo estábamos en eso cuando el sonido ultra-deciBÉLICO de la banda instrumental del ejército comenzó a sonar en el mejor lugar acústico que puede haber…un gimnasio. Así que como se darán cuenta, no fue mucho lo que puedo recordar de la última parte de nuestra conversación.
Autores clásicos, libros mediáticos y otros, fueron los que comenzamos a revisar y llamó mi atención la novela de Haruki Murakami “Kafka en la orilla”, el mismo autor de esa extraña y atípica novela de su autoría “Norwegian Woods” . Lo pedí, me lo pasaron, leí la contra portada y mi amigo me dijo “porque te interesa leer a autores casi desconocidos. Tienes que partir por los clásicos para entender la literatura actual”…¿?
Y fue ese el inicio de una larga conversación que siguió en algún café de Coyhaique. Su postura era la del típico academicista que alguna vez recibió en algún taller literario eso que otro autor denominó el manual del escritor (lector) serio, en donde se detallan los pasos a seguir para considerarse, digamos, serio. Manual que por cierto esta en el disco duro de varios escritores (aclarando que últimamente cualquiera es escritor) y que en cada una de sus intervenciones dan la lata de demostrar cuan doctos son y cuanto vocabulario manejan. Mi amigo es de los que aboga por esa literatura casi costumbrista. Esa que describe casi hasta el cansancio paisajes, lugares, épocas y hasta los botones de la camisa del personaje principal. Yo por mi parte, prefiero a los autores que describen y relatan a cada uno de sus personajes, pero desde adentro, desde lo que les pasa, de cómo sienten y del porque son lo que son, me gustan los escritores realistas, o como lo dijo Borges “los escritores más realistas son los que en lugar de atender a la trivial descripción de trajes y costumbres describen los sentimientos, pasiones e ideas, los rincones del mundo inconsciente y subconsciente de sus personajes (…) en tanto que los mediocres costumbristas, que quizás los acusaban de limitarse a su propio yo, ni siquiera lograron lo que se proponían”.
Obviamente ese argumento caló hondo en mi académico interlocutor, y tuve que recibir una verborrea de epítetos indecorosos de su parte, pero al fin y como buenos caballeros, terminamos respetando nuestras literarias posturas, dejando en claro, que más allá de las diferencias, cada uno es libre de pensar y opinar según su propio yo interno (cosa que muchos no comparten…y no se pasen rollos, no lo digo por NADA ESPECIAL).
P.D: gracias a los organizadores de la feria del libro. Detalles más, detalles menos, es la oportunidad de tener títulos nuevos…y el esfuerzo siempre se agradece. Además, si no fuera por esta feria…mi conversación no habría existido, y esta columna…quién sabe.